El momento del diagnóstico, los ingresos hospitalarios y el aprender a vivir con una enfermedad crónica son los aspectos, quizá, más importantes dentro de las vivencias personales tanto en el paciente como en sus familiares.
Vivir con una enfermedad crónica genera miedos, angustias, aislamiento social, dificultades para adaptarse a la vida diaria (con todos sus requerimientos), dificultades para aceptar las emociones que nos vienen desde la propia enfermedad, identificaciones con “ser un enfermo” más que con “tengo una enfermedad” y aparición de crisis existenciales por tener que vivir con una enfermedad.


